Algunos creen que al perdonar se les concede una gracia a los demás. Y aunque el recibir perdón puede otorgar cierta paz, también es cierto que el perdonar a otros ayuda a cerrar capítulos dolorosos. Aquí tenemos 10 razones por las que perdonando somos más felices.
01. La vida se ve más positiva sin rencor. La gente que vive en el pasado, sobre todo en un episodio oscuro del pasado se llena de rencor y de pensamientos negativos que le impiden disfrutar del presente y sus maravillas.
02. Se suelta el dolor. Uno de los procesos más importantes del perdón es dejar ir el dolor. Perdonar ayuda a encontrar la paz y libera de las heridas. El dolor suele ser un indicador de perdón; si aún duele, aún no se ha alcanzado el perdón. Es un proceso que puede tomar tiempo y definitivamente requiere voluntad.
03. Se dan nuevas oportunidades. Todos cometemos errores. Y a veces es más sano cerrar la puerta a las personas que no aportan nada positivo a nuestra vida, pero también hay personas muy valiosas a las que vale la pena darles una segunda oportunidad. Sin el perdón, estas oportunidades se las lleva el orgullo, la culpa o el rencor.
04. Se ejercita la humildad. Al perdonar a otros, reconocemos que nosotros también necesitamos ser perdonados por los demás. El recordarlo nos mantiene en un punto de madurez, humildad y sabiduría.
05. Se cierran capítulos oscuros. Además de soltar el dolor, el perdón ayuda a cerrar ciclos dañinos. Las personas solemos repetir ciclos desgastantes que nos impiden avanzar hacia nuestras metas y sueños. Al perdonar, nos llenamos de una energía positiva renovada que nos prepara para aprovechar las oportunidades que depara el futuro.
06. Se fortalece el proceso de autoperdón. Practicar el perdón constantemente nos entrena para poder perdonarnos a nosotros mismos cuando es necesario. A veces es más difícil perdonarse uno mismo por ser imperfecto, por no saber reaccionar ante las situaciones o por tomar las decisiones inadecuadas. Si se practica en otros, es más fácil aprender a perdonarse a sí mismo.
07. Se mejora la salud física. Está comprobado que las personas somatizamos nuestras emociones, es decir, expresamos síntomas físicos que tienen origen en emociones que no sabemos manejar. Cuando atravesamos un proceso de perdón, resolvemos estas emociones. De esta forma, el cuerpo no tiene que lidiar con cosas de la mente y puede trabajar en sus propios procesos físicos.
08. Se mejora la salud espiritual. Todos los seres humanos tenemos una parte espiritual que no necesariamente está ligada a creencias religiosas o metafísicas. Esta parte espiritual tiene qué ver con nuestro sentido de trascendencia, de conexión con los demás o de formar parte de algo más grande que nosotros mismos. También puede estar ligado a creencias religiosas. Sea como sea, esta parte espiritual se nutre de las experiencias positivas, del aprendizaje en momentos difíciles y del desprendimiento de cosas y emociones que no nos ayudan a crecer, como el rencor.
09. Se nutre el éxito. El sobrellevar una situación difícil y ser capaz de encontrar el balance al final es un éxito personal. El perdón es un triunfo que llena de satisfacción. No le estamos haciendo un favor al otro, estamos conquistando la paz interior y recobrando la felicidad.
10. Se toma el control sobre la vida. Es maravilloso ser dueño de uno mismo, controlar qué tanto nos afectan los demás. El dominar un proceso de perdón nos otorga control sobre nuestras emociones, sobre nuestro pasado/presente y sobre nuestra vida en general. En lugar de hacer excusas para vivir en el dolor, el perdón nos otorga el poder de mirar hacia adelante y ser felices a pesar de las acciones o intenciones de los demás.
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