sábado, 5 de septiembre de 2015

Cómo tener éxito (primera parte)

Mucha gente quiere tener éxito en la vida, pero es más fácil decirlo que hacerlo. Hay tantas distracciones, que puede ser un reto disciplinarse a uno mismo y lograr un objetivo que valga la pena. Si mantienes en mente los siguientes consejos, puedes aumentar exponencialmente tus probabilidades de tener éxito en cualquier cosa que elijas seguir.

PLANEAR TU EXITO:

1. Imagínate teniendo éxito. Einstein dijo que la imaginación es más importante que el conocimiento. Cuanto más vívida y precisa sea tu imaginación, más fácil te será el camino al éxito que deseas. Así como los ingenieros primero imaginan un puente y luego lo construyen, tú puedes ser el ingeniero de tu éxito.

Dedica unos minutos cada día para imaginarte triunfando. Visualízate a ti mismo en una película en la que triunfas. ¿Qué haces en la película? ¿Cómo te sientes al triunfar? Saborea el sentimiento del éxito, y usa esa motivación para alimentar el fuego.

Cultiva una motivación saludable cuando imagines el éxito. Las personas triunfadoras creen en sí mismas y en su misión. Al mismo tiempo, no querrás aislarte de los demás siendo extremadamente narcisista. Comprende que los demás desean tener éxito al igual que tú; tu objetivo no debería ser pisotear a otros para lograr lo que quieres.

2. Encuentra el propósito o meta de tu vida. Identifica qué cosas te gusta hacer, lo que te produce satisfacción. Una vez que las identifiques, usa esa información para descubrir el propósito de tu vida o tu objetivo a largo plazo.

Encontrar algo que te guste hacer te dará motivación en tu camino. Imagina que te obligaran a correr un triatlón cuando tu pasión es el ajedrez. Bastante difícil ¿verdad? Ahora imagina que te dan la oportunidad de participar en un torneo de ajedrez. Será muchísimo más fácil ser persistente y tenaz para lograr el éxito si “disfrutas” el recorrido.

¿Cómo descifrarás cuál es tu propósito o meta en la vida? Es diferente para cada persona, y para algunos es extremadamente difícil encontrarlo, pero hay algunas formas de hacerlo:

- Habla con un entrenador motivacional o visita a un buen psicólogo.

- Prueba con diferentes carreras, teniendo en mente que incluso un trabajo que no te entusiasme puede ayudarte a aprender algo sobre ti mismo.

- Prueba a dedicarte a algo que ames. Sea que se trate de elaborar cerveza o de aconsejar en arte, será más fácil que triunfes haciendo algo que sabes que te entusiasma.

3. Define lo que significa el éxito para ti. No puedes tener éxito si no sabes qué es el éxito. Cada persona ve el triunfo en la vida de una manera diferente, y usar los estándares de otra persona sería como comer lo que otro pidió en el restaurante y esperar que te guste. Establece metas claras y sé realista.

¿Cómo sabrás cuándo alcanzaste tus metas? Tus estándares han de ser cuantificables, o pasarás tu vida persiguiendo una meta imprecisa y borrosa.

Por ejemplo, digamos que quieres ser bueno en tu trabajo. Consigues que te promocionen, consigues un aumento, pero todavía no sientes que has alcanzado tu meta, porque siempre se puede mejorar más, ¿verdad? Siempre puedes alcanzar un puesto superior o ganar más dinero. Cualquier cosa que logres, nunca será suficiente.

En lugar de eso, crea puntos de referencia: "Mi meta es incrementar mi productividad un 30% y no llegar tarde al trabajo más de cinco veces al año." Estas son metas cuantificables que, cuando las consigas, te darán un sentimiento de satisfacción y logro, haciéndote sentir exitoso y seguro.

4. Rebaja tu confianza selectivamente. Sí, has leído bien: rebaja tu confianza. Es una perogrullada decir que en los negocios has de tener una alta autoestima para conseguir que se hagan las cosas. Pero hay quien opina, y con buena razón, que rebajar un poco la autoestima en realidad hace que la gente sea más exitosa, por las siguientes razones:

- Rebajar la autoconfianza hace que prestes más atención a las críticas constructivas y hace que seas más autocrítico. Si estás convencido de que tienes un don divino para la ingeniería, probablemente no prestarás mucha atención a los consejos. Tampoco serás capaz de criticarte a ti mismo de forma efectiva. Sin embargo, eso es exactamente lo que hace la gente exitosa.

- Rebajar tus niveles de autoestima hará que trabajes más duro y te prepares mejor. Si no estás convencido de que vas a clavar tu presentación del lunes, estarás mucho más dispuesto a practicarla de nuevo y repasar tus números. Este es un hábito estupendo.

- Rebajar tu autoconfianza te hará menos narcisista. Las personas menos narcisistas son más respetadas por sus compañeros de trabajo, y tener compañeros más felices significa mejor trabajo en equipo. No es ningún secreto que esto te hará más exitoso.


5. Fija en una línea de tiempo cuándo deseas lograr tus metas. Si no sabes para cuándo esperas conseguir tus objetivos, es difícil saber si has fracasado o no. Date un plazo fijo que sea difícil pero alcanzable. Ganar el Tour de Francia en dos años partiendo de cero no realista, pero hacer una actuación cómica ante un público de 20 personas y que te paguen por ello, probablemente se pueda lograr en ese plazo.

6. Identifica las cosas/habilidades/materiales necesarios para lograr tus objetivos. Si quieres ser un discursante famoso, por ejemplo, necesitas un vocabulario extenso, conocimiento de los temas, poder escribir un buen bosquejo, voz clara, y otras habilidades de oratoria. Debes identificar tus objetivos a corto plazo para lograr tus metas a largo plazo.

7. Siente curiosidad por la vida. La mayoría de la gente exitosa tiene una curiosidad insaciable. Si no entienden cómo funciona algo o no saben la respuesta a una pregunta, investigan. A menudo, esto les lleva a una búsqueda de descubrimiento personal, en la que el viaje es tan importante como el destino.


8. Identifica qué destrezas debes agudizar y las habilidades que debes subcontratar. La subcontratación consiste en manejar bien el tiempo. Puede que pienses que eres Superman o Superwoman, pero tus poderes tienen límites. Hacer que otros se ocupen de ciertas tareas menos importantes, te dará más tiempo para concentrarte en las cosas absolutamente esenciales de tu oficio.

Usando el último ejemplo como plantilla; para convertirte en un orador extraordinario, deberás mejorar tu voz y tus habilidades de oratoria, ya que son destrezas imprescindibles para un discursante. Pero si no eres bueno escribiendo un discurso o no tienes un gran conocimiento de algún tema, puedes subcontratar a un experto. Eso se llama trabajar con cabeza. Muchos grandes líderes no escriben sus propios discursos, solo se concentran en presentarlos bien.

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